Aquí la IA no crea. Encuentra.
Si desconfías de la inteligencia artificial, lo entendemos.
Has visto cómo se imita el trazo, el verso, la voz.
Cómo se acelera lo que debería doler.
Cómo se reproducen estilos sin haber vivido sus heridas.
Y temes que el arte se convierta en fórmula.
Que la emoción se traduzca en datos.
Que el gesto humano quede en segundo plano.
Aquí no hacemos eso.
En Relatos Pixelados, la IA no crea nada por sí sola.
No inventa frases.
No genera imágenes.
No dibuja.
No sustituye.
Aquí, la IA no inventa; encuentra.
Une un texto que alguien escribió con una imagen que alguien vivió.
Las pone en contacto.
Y algo ocurre.
A veces es casualidad.
A veces es destino.
Pero siempre hay humanidad en ambos lados.
Usamos la IA como se usa una brújula, no como una fábrica.
No buscamos eficiencia.
Buscamos sentido.
Este proyecto no desplaza a los artistas.
Los conecta.
No reemplaza tu voz.
La acompaña.
Aquí, la creación sigue siendo un acto humano.
Y si algún día decides participar, sabrás que nadie usará tus palabras para hablar en tu nombre.
Y el sentido de todo es para que alguien, en otro lugar o, incluso, en otro tiempo pueda decir:
"Eso también lo sentí yo".
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